¿Qué pasa si se hace un cover o se modifica el tatuaje?
Entre los derechos morales reconocidos al autor, que en España son inalienables e irrenunciables, encontramos el de “exigir el respeto a la integridad de la obra e impedir cualquier deformación, modificación, alteración o atentado contra ella que suponga un perjuicio a sus legítimos intereses o menoscabo a su reputación” -art.14.4 LPI-. Así pues, no podría realizarse un cover si de ello resulta un perjuicio a sus intereses legítimos o un menoscabo a su reputación.
Ahora bien, una vez más, nos topamos con el dilema de qué prevalece ante esta situación: la libertad de la persona tatuada de modificar el tatuaje realizado en su cuerpo, o el derecho del autor de que su obra no sea modificada. Dicho esto, es importante destacar nuevamente el derecho a la propia imagen reconocido y amparado por una norma de rango superior.
¿Se puede enseñar un tatuaje a cualquiera?
En el caso concreto antes expuesto, el autor posee, entre otros, el derecho de comunicación pública como derecho de explotación -art. 20 LPI- y, por ende, podría oponerse a la comunicación ilícita de su obra. Así, no sería correcto su difusión por redes sociales, en campañas publicitarias, páginas web, etc. y menos con carácter lucrativo como se alega en este caso.
Cabe matizar que no se considera pública la comunicación cuando se celebre dentro de un ámbito estrictamente doméstico que no esté integrado o conectado a una red de difusión de cualquier tipo (art. 20 LPI).
Sin embargo, y sin perjuicio de las acciones que en su caso correspondan al autor de la obra (fotógrafo) frente al tatuador infractor -art. 139 LPI-, la persona tatuada, de buena fe, se realizó y pagó por un tatuaje desconociendo que se trataba de la reproducción de una obra protegida ¿también deberá asumir las consecuencias? ¿qué pasa si actúa de mala fe?
En el caso de España parece claro que su imagen le pertenece y está por encima de cualquier otro derecho, independientemente de si se tatuó mediando buena o mala fe. En el caso de Estados Unidos la cuestión tiene sus matices, debiendo atenderse al “uso justo” que éste haga del mismo.
Juliana Suárez